Cuando todavía estaban pobladas las masías de la Rambla Alta y los Arcos, los habitantes, por turno, subían a la ermita para mantener siempre una luz encendida a la Virgen, y luego el día 2 de agosto celebraban su fiesta grande, en la que se subía en romería.

Se avisaba de la fiesta volteando el campanico puesto entre dos piedras, se celebraba la misa y se cantaban los gozos. Al finalizar el oficio se repartía «la Caridad»: rollo de pan con laboretes que eran amasados por los amasadores y, posteriormente, por algunas mujeres del pueblo en sus casas. Cerca de la ermita se montaba una especie de feria o mercado, donde cada uno vendía lo que tenía: turrón, vino, incluso había quien vendía agua.  Después, algunos se quedaban por los alrededores a comer, otros iban a la Rambla Alta y a los Arcos. Solía haber rondalla en la que tocaban, cantaban y bailaban los mozos del pueblo.

Aunque la Romería se perdió y dejó de realizarse durante varios años, desde que nuestra asociación restauró la ermita en el año 2005, se ha recuperado la tradición. Según fuentes consultadas, la última romería se hizo en 1975, por lo que la ermita estuvo 30 años abandonada hasta su restauración.